San Martín dicta su testamento

Testamento de José de San Martín

San Martín con poca salud

Mi querido amigo; aunque bastante débil voy a contestar a su apreciable del 27 de setiembre, que no ha llegado a mis manos sino a fines de enero de este año.
Tuve el gusto de recibir carta de su apreciabilísimo hijo de fecha de 26 de enero desde Roma, él me dice que su salud se ha fortificado bastante, pero no dejaba de sufrir algún tanto en los cambios de temperamento. Yo no lo extraño, pues uno de los médicos con quien consulto me ha dicho que la mejoría conocida no se empezaría a experimentar que tres o cuatro meses después de terminar la fuerte curación a que se ha tenido que someterse. Yo siento, y si se lo digo en mi contestación a Joaquín, el que se haya dirigido a Roma, uno de los países más fríos de Italia y el más sujeto a repentinos cambios de temperamento en lugar de haber ido a Nápoles a pasar lo más fuerte del invierno, cuyo clima es el más dulce de Italia. Después he sabido por el Señor Rosales que Joaquín se había pasado a Nápoles bastante aliviado, es regular que Usted haya tenido noticias suyas directas.
Mis hijos me encargan para Usted, mi querida esposa y familia sus amistosos recuerdos, hágalo Usted igualmente a mi nombre. Adiós, mi querido y antiguo compañero, sea tan feliz como merece serlo, se lo desea éste, su sincero y viejo amigo. Carta de San Martín a Joaquín Prieto, sin lugar 6/3. (1,T19,424)

San Martín envía cartas al padre Bauza y Rosita

Hoy he dirigdo a Santiago a su excelente y antiguo capellán, Juan Antonio Bauza, la que me incluyó para él. Este buen y respetable anciano se halla actualmente con mi Manuela en un pedazo de campo que tenemos en el llano de Maipú, a donde me dice se lo ha llevado para cuidarlo y asistirlo de una funesta indisposición que sufría y de que se halla mejor mediante los aires puros del campo y el descanso de sus tareas de Iglesia. La otra de Usted para nuestra amiga, Doña Rosa Ohiggins, la dirigiré igualmente luego. Creo que ambas personas irán a recibir un verdadero placer al ver letra de Usted. Carta de Joaquín (Gobernador de Valparaíso) Prieto a San Martín, Valparaíso 17/4. (1,T19,423)

San Martín y su repudio a Rivadavia

Su muy apreciable de 24 de diciembre del año anterior me fue entregada por el señor Pulliny, y la de 28 de enero del presente por el señor don Antonio Manuel Tocornal, ambas no han sido contestadas con más antelación esperando la segura proporción de su ida a Chile de mi antiguo amigo el general Borgoño, que saldrá definitivamente de Bordeaux en los próximos días del próximo mes.
He tenido una verdadera satisfacción en haber conocido al señor Tocornal; instruído, moderado y amable, no se le puede tratar sin desear ser su amigo; yo estoy muy seguro que su residencia en Europa le será muy ventajosa, no sólo por el caudal de conocimientos que adquirirá en su carrera, sino también que poseyendo un carácter observador no se dejará deslumbrar por las apariencias de una civilización avanzada y sólo adoptará las que sean más apropiadas a su patria.
En cuanto a la comedia que me dice V. se representa en el Perú por la concurrencia de diferentes mandones, permítame rectifique la expresión marcada. Creo que en lugar de comedia, es un drama espantoso el que se ejecuta. Yo no concibo la degradación de un Estado que sufre después de tantos años la más espantosa amargura por la sola ambición de seis u ocho miserables, sin prestigio, sin talentos, y sin moralidad, creyéndose cada uno de ellos con derechos hereditarios a regir sus destinos, y sacrificando su patria a la más desenfrenada y ridícula ambición. Dios haga terminen los males de este desgraciado país, que visto su estado y falta de energía, creo que V. ni yo lo veremos tranquilo.
Me dice V. que su país marcha bien, pero con mucha lentitud. No olvide V., mi buen amigo, el proverbio italiano, Piano, Piano, se va a Sanno. La marcha de todo Estado es muy lenta, si se precipita sus consecuencias son funestas. Si yo viese a su afortunada patria dar oídos a los visionarios, y precipitar las reformas, confiesto a V. que me alarmaría por su futura suerte; tenga V. presente la que siguió en Buenos Aires -por el célebre Rivadavia- que empleó en sólo madera para hacer los andamios para componer la fachada de lo que llaman Catedral, 60 mil duros, que se gastaron ingentes sumas para contratar ingenieros en Francia, y comprar útiles para la construcción de un canal de Mendoza a Buenos Aires, que estableció un banco en donde apenas habían descuentos, que gastó 100 mil pesos para la construcción de un pozo artesiano al lado de un río y en medio de un cementerio público -y todo esto se hacía cuando no había un muelle para embarcar ni desembarcar los efectos, y por el contrario, deshizo, y destruyó el que existía de piedra, y que había costado 600 mil fuertes en tiempo de los españoles, que el Ejército estaba sin pagar y en tal miseria que pedían limosna los soldados públicamente- en fin que estableció el papel moneda que ha sido la ruina del crédito de aquella República y la de los particulares -sería no acabar si se numerasen las locuras de aquel visionario, y la admiración de un gran número de mis compatriotas- creyendo improvisar en Buenos Aires la civilización europea con sólo los decretos que diariamente llenaba lo que se llamaba Archivo oficial. Yo espero que Chile seguirá la marcha sólida que ha emprendido, y que sus reforamas las hará con paso de tortuga.
Siguen gruñendo la Francia e Inglaterra sobre los acontecimientos de Haytí -que ya sabrá V. por los papeles públicos; sin embargo, como V. sabe, que para que riñan dos personas es necesario que ambas quieran, y convencido que a ninguna de las dos les acomoda en el día darse de mosquetes, creo que la diplomacia intervendrá en la querella, y todo se concluirá por lo mejor.
Mis hijos lo saludan cordialmente, igualmente, que éste su Capellán -que le desea todo bien, asimismo el que me crea es su antiguo amigo. Carta de San Martín a Pedro Palazuelos, Grand Bourg 25/8. (4,T9,126)

San Martín conoce al hijo de Tomás Guido

He dicho simplemente a Daniel que debe considerarme como a un padre y que bajo este principio ocurra a mí en todo cuanto se le ofrezca, él me lo ha prometido; el domingo último estuvo en esta a comer con nosotros y despedirse, partió el martes y a esta fecha estará en destino (Universidad de Nantes). Sarratea hace mes y medio marchó a tomar las aguas de Vichy (termas); creo no regresará por ésta más que a fin del presente mes. En definitiva, Usted puede estar tranquilo por Daniel, sobre todo para cuando se venga a París, pues yo vigilaré sobre él con el mismo interés que si fuese Usted propio. Mi salud sigue bien pero temo el próximo invierno, asi es que no sé si las ocupaciones de la testamentaria me permitirá hacer una escapada en busca de un clima más dulce que París y menos sujeto a las repentinas variaciones de temperamento. Carta de San Martín a Guido, Grand Bourg 9/9. (1,T20,189-190)

Bibliografía

1) Instituto Nacional Sanmartiniano. Documentos para la Historia del Libertador General San Martín, Tomos (T) 1 al 20.
2) Espejo, Gerónimo. El Paso de los Andes.
3) Instituto Nacional Belgraniano. Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, Tomo (T) 1 al 7.
4) Instituto Ohigginiano. Archivo de Don Bernardo de Ohiggins, Tomos (T) 1 al 37.
5) Documentos para la Historia de la Bandera Argentina (2001), Guillermo Palomo y Valentín Espinosa.
6) Actas Capitulares de Mendoza, Tomo (T) 1 al 4.
7) El Redactor de la Asamblea 1813-1815.
8) Espinosa, José María. Memorias de Gervasio Antonio de Posadas.
9) Archivo Histórico de Tucumán.
10) Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Tomos (T) 1 al 25.
11) Registro Oficial y Nacional de la República Argentina.
12) Senado de la Nación Argentina, Biblioteca de Mayo, Tomos (T) 1 al 19.
13) Diario Los Andes.
X) Archivo General de la Provincia de Mendoza: Época Colonial e Independiente (EC,EI), Carpetas y Documentos (C,D), Protocolos (P).
Y) Archivo General de la Nación Argentina: Documentos Escritos.
Z) Archivo Nacional de Chile.