Un diputado casi frustra el comercio entre Chile y Mendoza

Después de todo lo dicho, dijo (Manuel Rengifo, Diputado chileno) que aquellos tratados no se podían hacer con el diputado Manuel Rozas por ser la provincia de Mendoza, subalterna de Buenos Aires y que era preciso presentarse credenciales del Gobierno de Buenos Aires. En esto se sostuvo y fue concluído todo el asunto. Carta de Ramón de Aris a Ohiggins, Santiago de Chile 26/3. (4,T34,571)

También escribí a V en mi anterior que el Diputado de Mendoza ya se iba por haber quedado en nada con el traidor en los negocios a que vino. Esto fue una verdad, pero ya el diputado tenía dispuesto su viaje; fue a despedirse del traidor y éste le dijo que se detuviese ocho días más. Rozas lo verificó. Al tiempo señalado fue a verlo y le señaló día para verificar los tratados. Así fue que todo se verificó y se hizo completamente., de los derechos que debían de pagar toda clase de especie que habían de ir de aquí para Mendoza y los que de allí han de pasar para acá, y se fue el 3 del presente el Rozas para su país. Carta de Ramón de Aris a Ohiggins, Santiago de Chile 11/4. (4,T34,573)

San Martín espera el regreso de Merceditas y Mariano

Mi querido amigo; la de Usted de 29 de junio remitida por el Sr de Mandville (marido de Mariquita Thompson;1,T20,298), no me ha sido entregada más que a mediado del pasado noviembre. No la he contestado con más antelación esperando la proporción de la salida de un buque para ésa; ahora la verifico por la Herminie del Havre cuyo capitán será el dador y a quien conozco por haber conducido a mis hijos a Buenos Aires.

Me dice Usted en su citada carta desearía saber mi opinión sobre si convendría o no envíar de ésa (Buenos Aires) un ministro a Madrid para negociar el reconocimiento de nuestra Independencia; en contestación diré a Usted francamente que NO. 1º Porque sean cuales fuesen los hombres que se hallen frente al gobierno, es decir, liberales o absolutos se creerán con derecho de exigir de los nuevos Estados de América sacrificios que ni debemos ni podemos conceder. 2º Que respecto se hallan en Madrid con el indicado objeto, los ministros de México, Nueva Granada, Caracas será lo más prudente esperar el resultado de sus negociaciones y si son favorables (que lo dudo) sólo en este caso puede remitirse un negociador con seguridad del éxito; y por este medio se me proporcionaría la satisfacción de abrazar al señor Don Tomás si como es de esperar lo enviarán a esta comisión.

Hace cerca de dos años escribí a Usted que yo no encontraba otro arbitrio para cortar los males que por tanto tiempo han afligido a nuestra desgraciada tierra que el establecimiento de un gobierno fuerte; o más claro, absoluto, que enseñase a nuestros compatriotas a obedecer. Yo estoy covencido que cuando los hombres no quieren obedecer la ley, no hay otro arbitrio que el de la fuerza. 29 años en busca de una libertad que no sólo ha existido sino que en este largo período, la opresión, la inseguridad individual, destrucción de fortunas, desenfreno, venalidad, corrupción y guerra civil ha sido el fruto que la Patria ha recogido después de tantos sacrificios. Ya era tiempo de poner término a males de tal tamaño y para conseguir tan loable objeto yo miré como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable; y no dudo que su opinión y la de todos los hombres que aman a su país pensarán como yo.

Yo aguardo a mis hijos en todo el próximo mayo; Usted me dirá que es sorprendente que cuando el país presenta más garantías de seguridad y orden les haga hacer este viaje, en lugar de irme a unirme con ellos; a esto respondo que Usted debe conocer como yo que mi presencia en Buenos Aires en estas circunstancias haría mi posición falsa y embarazosa hasta tanto que el orden no se halle establecido de un modo firme y permanente (yo tengo muy presente lo que sucedió a mi regreso del Perú y cuando el año 29 llegué a esas Balizas (Puerto de Buenos Aires); es decir, que todos los demagogos, ambiciosos, intrigantes, etc, etc, me quisieron tomar o escudarse con mi nombre para sus fines particulares, llegando su impavidez hasta el grado de leer en los cafés cartas supuestas mías). Hasta que esta época feliz no llegue no he querido privarme del placer de estar en compañía de los objetos que son más apreciables en esta vida y que en mi edad avanzada y achacosa me son ya necesarios sus cuidados.

Mi salud sigue ganando en mejoría, yo celebraré que la de Usted y familia sea completa porque en esta vida el primer bien es hacer buena digestión. Carta de San Martín a Guido, Grand Bourg 17/12. (1,T20,174-176)

San Martín en París preocupado porque Ohiggins no le escribe

Después de más de 3 años sin recibir la menor noticia de Usted, ni del amigo Alvarez, mis cuidados no serían tan alarmantes si el Perú se hallase en tranquilidad, pero habiendo visto por los papeles públicos los males que se han desplomado sobre este desgraciado país y las violentas mutaciones de los Gobiernos que se han sucedido, estoy con una gran inquietud hasta saber cuál ha sido la suerte de Usted y familia; algunas veces me consuela la idea de que sea cual fuere el hombre que se halle al frente del Gobierno sabrá respetar al honrado y bravo patriota general Ohiggins, so pena de ser un monstruo de injusticia, pero los recientes sucesos de los nuevos Estados americanos han demostrado que no sólo no saben tributar homenaje a esas virtudes, sino por el contrario, ellas son la causa de persecuciones, asi es que mis temores se renuevan alternativamente. Sáqueme Usted, mi buen amigo, de esta cruel incertidumbre escribiéndome cuatro letras de tiempo en tiempo, diciéndome simplemente estoy con salud y gozo de paz con mi familia. Esto es todo cuanto puede desearse en las circunstancias en que se halla ese país porque ser feliz es imposible serlo presenciando los males que afligen a la desgraciada América.
Si la distancia del teatro de los acontecimientos causa en mi una impresión dolorosa que no sucederá a Usted hallándose testigo ocular de ellos, por otra parte, yo calculo cuán embarazosa debe ser la posición de Usted entre opiniones y partidos encarnizados y cuán difícil le será tener una conducta imparcial capaz de refutar porque en la guerra civil el sistema enemigo el que no es de la misma opinión, es la ley suprema. Carta de San Martín a Ohiggins, París 26/12. (1,T19,357)

Bibliografía

1) Instituto Nacional Sanmartiniano. Documentos para la Historia del Libertador General San Martín, Tomos (T) 1 al 20.
2) Espejo, Gerónimo. El Paso de los Andes.
3) Instituto Nacional Belgraniano. Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, Tomo (T) 1 al 7.
4) Instituto Ohigginiano. Archivo de Don Bernardo de Ohiggins, Tomos (T) 1 al 37.
5) Documentos para la Historia de la Bandera Argentina (2001), Guillermo Palomo y Valentín Espinosa.
6) Actas Capitulares de Mendoza, Tomo (T) 1 al 4.
7) El Redactor de la Asamblea 1813-1815.
8) Espinosa, José María. Memorias de Gervasio Antonio de Posadas.
9) Archivo Histórico de Tucumán.
10) Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Tomos (T) 1 al 25.
11) Registro Oficial y Nacional de la República Argentina.
12) Senado de la Nación Argentina, Biblioteca de Mayo, Tomos (T) 1 al 19.
13) Diario Los Andes.
X) Archivo General de la Provincia de Mendoza: Época Colonial e Independiente (EC,EI), Carpetas y Documentos (C,D), Protocolos (P).
Y) Archivo General de la Nación Argentina: Documentos Escritos.
Z) Archivo Nacional de Chile.