San Martín, su hermano Justo, Merceditas y su vida diaria en Bruselas

Por el paquete anterior dije a Usted que la premura del tiempo no me permitía contestar a la suya del 22 de setiembre que recibí al tiempo de cerrar mis carta; ahora lo verifico a aquella como igualmente a la suya de 23 de octubre que he recibido hace dos días.

Con razón dice Usted que no me hará buena sangre el contenido de sus dos últimas. Confieso que el contexto que Usted me hace me constrista, aunque no me sorprende: digo que no me sorprende porque conociendo como Usted debe persuadirzse conozco bien a fondo el estado de nuestra América no se necesita una gran previsión para haber calculado todo lo que actualmente sucede y sin incurrir en mucho error, cuál serán los desenlaces, aunque dificultosísimo calcular la época de su duración. Usted no debe haberse olvidado de las infinitas veces que hemos hablado sobre que la gran crisis se experimentaría al concluírse la guerra de la Independencia; ella era indispensable visto el atraso y elementos de que se compone la masa de nuestra población, huérfanos de leyes fundamentales y por agregado las pasiones individuales y locales que la revolución ha hecho nacer. Estos males hubiéranse remediado en mucha parte si los hombres que han podido influir hubieran tenido: 1º un poco menos de ambición y moderación, y 2º conocido que para defender la causa de la independencia no se necesita otra cosa que orgullo nacional (que lo poseen hasta los más estúpidos salvajes) pero que para defender la libertad se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación de almas, capaces de sentir el intrínseco (y no arbitrario) valor de los bienes que proporciona un gobierno representativo. Cinco años ha estado Usted a mi lado; Usted más que nadie debe haber conocido mi odio a todo lo que es lujo y distinciones; en fin, a todo lo que es aristocracia, por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo; pero mi afección particular no me ha impedido el ver que este género de gobierno no era realizable en la antigua América Española porque carce de todos los principios que lo constituyen y porque tendría que sufrir una espantosa anarquía que sería lo de menos, si se consiguiesen los resultados; pero que la experiencia de los siglos nos demuestra que sus consecuencias son las de caer bajo el yugo de un déspota, trasladado al tiempo.

Veo lo que Usted me dice de la disidencia de algunas provincias con el gobierno general y el Congreso. Sin más antecedentes que la cooperación prestada por el Ejecutivo (sin duda con la anuencia del legislativo) a los orientales, juzgué que estas dos autoridades no estaban sólidamente cimentadas. Me explicaré. Yo no puedo hacer la injusticia, tanto a los hombres que se hallan al frente de la administración como a los que componen el congreso, es suponerles una falta de previsión o cálculo, para ignorar que la cooperación que se prestaba a los orientales (cooperación justa, justísima, si Usted quiere, pero que no era llegado el tiempo de darla y que estaba en contradicción con una sana política) habría necesariamentede empeñar una guerra con el Brasil y cuyos resultados no podían sernos menos que funestos por cualquier punto de vista que se mire; que el bloqueo del río sería la primera consecuencia de esta guerra y que obstruído el único canal de nuestra existencia y sin medios para impedirlo no nos podía quedar otra alternativa que la de una paz vegonzosa, aún suponiendo que quiero conceder el triunfo de nuestras fuerzas terrestres. Supuesto este conocimiento yo no he podido atribuir a otra causa el rompiemiento que al temor de los gritones de la capital. Manifestada la debilidad de la autoridad, puede asegurarse sin ninguna consideración y respeto, base sobre la cual reposa el gobierno republicano.

¿Con que la política de don Carlos (Alvear) es la misma, mismísima que desplegó en el tiempo de su directorio y ainda mais se le ha confiado el mando de todas las fuerzas disponibles del Estado? ¡Gran Dios! echad una mirada de misericordia sobre las Provincias Unidas. Sí amigo mío, toda la protección del Ser Supremo se necesita para que ellas no se arrepientan de tal elección. Él lo dirá.

Me sorprende lo que le ha dicho Manuel Escalada de haberse extraviado la solicitud que hice a mediados de abril de 1825 y si este extravío ha sido en la Secretaría del Gobierno o en su poder. Esta es la primera noticia que tengo después de las repetidas veces que le he suplicado me dijese cual ha sido la contestación dada por el gobierno pues él no me ha escrito. Confieso que el inesperado silencio de mi hermano, tanto más sorprendente cuanto le había recomendado este encargo muy particularmente, no sólo me ha causado una fuerte admiración, sino creía que al no contestar el gobierno a mi solicitud de licencia, era con el objeto de hacerme un grosero desaire y estando en esta persuasión es que, cuando se declaró la guerra, no me pareció regular ofrecer mis servicios por temor de exponerme a recibir un nuevo insulto. En fin, ya es demasiado tarde para ofrecer mis servicios, por otra parte yo estoy seguro que si diese este paso se creería sospechoso, tanto más cuanto sé el empeño se ha puesto en hacer creer que el general San Martín no ha tenido otro objeto en su viaje a Europa que el de intrigar a fin de establecer monarquías en América. Los miserables que han hecho circular tan indignas imposturas no conocen que los sentimientos que francamente he manifestado sobre este particular nada tiene que ver con los respetos que se deben a la mayoridad de la nación, por la cual me sacrificaría gustaso a pesar de la divergencia de mis opiniones con las que profesa esta mayoridad. Alto aquí, mi bilis se iba exaltando y esto no entra en el plan de actividad que me he propuesto.

Ya se ve como el contenido de mis interminables cartas rolan sobre la maldita política, cosa que tenía olvidada desde mi salida de América, nada le he dicho de lo que me pertenece. Comenzaré por mi chiquilla: cada día me felicito más y más de mi determinación de conducirla a Europa y haberla arrancado del lado de doña Tomasa (madre de Remedios); esta señora con su excesivo cariño me la había resabiado (como dicen los paisanos) en términos que era un diablotín. La mutación que se ha operado en su carácter es tan sorprendente como sus progresos en el dibujo. El inglés y el francés le son tan familiares como el castellano; en fin, yo espero que ella será una regular joven. En cuanto a mi sólo diré a Usted que paso en la opinión de estas buenas gentes por un hombre raro y obscuro y en parte con razón pues no trato con persona viviente porque, hablándole la verdad, de resultas de la revolución he tomado un tedio al trato de los hombres que yo conozco toca en ridículo. Vivo en una casita de campo a tres cuadras de la ciudad en compañia de un hermano (Justo) mío (pues la niña está en un colegio). Las mañanas son ocupadas en la cultura de un pequeño jardín y en mi taller de carpintería; a la tarde en paseo y en las noches en hacer apuntes y leer libros alegres y papeles públicos. He aquí mi vida. Y dirá que es feliz, así debía ser, pero mi alma siente un vacío, ausente de mi patria. Yo estoy seguro dudará Usted si le aseguro que prefiero mi chacra de Mendoza a todas las comodidades y ventajas que proporciona la culta Europa y sobre todo este país quepor la liberalidad de su gobierno y seguridad que en él se goza lo hace el punto de reunión de un inmenso número de extranjeros como igualmente por lo barato de él, en prueba de ello que por mi casa compuesta de nueve piezas perfectamente tapizadas todas ellas y un jardín lindísimo de más de una cuadra, pago anualmente mil francos, es decir, 200 pesos y en proporción todo lo demás. En cuanto a mis planes futuros son los siguientes. Dentro de dos años (tiempo que creo suficiente para que los proyectos que me suponen me hallan disipado y el necesario para que se complete la educación de mi hija) pienso ponerme en marcha para Buenos Aires en compañia de mi chiquilla; si me dejan gozar de la vida con tranquilidad, sentaré mi cuartel general un año en la costa del Paraná que me gusta mucho y otro año en Mendoza, y hasta que la edad me impida el viajar seguiré este plan. Ahora bien, si no quieren dejarme gozar del sociego que apetezco pues yo no pido ni sueldo ni recompensa en premio de los servicios que he prestado a la América sino el que no se acuerden de mi persona para nada. Sí mi amigo, yo no apetezco otra cosa porque un hombre como yo que no tiene ni caprichos ni lujo, y que come muy frugalmente es muy poderoso con los 5.000 pesos que me reditúa mi casa de Buenos Aires pues como iba diciendo si no quieren dejarme tranquilo en mi país en este caso venderé lo que tengo en él y me vendré a morir en un rincón de ésta; quedándoles el consuelo a mis enemigos de haber acibarado los últimos días de mi vejez. He aquí fija e irrocablemente el plan que he adoptado y deseo que merezca la aprobación del Sr don Tomás.

Me dice Usted que si sus recursos se lo permitiesen se transportaría estas regiones decidido a no hablar más de revolución; Usted debe saber que en toda situación en que me halle, mi cuarto y puchero serán partidos con Usted con placer, sirva de gobierno.

Dígame Usted con franqueza cual es la situación de nuestro país ¿ Creerá Usted que a pesar de haberme tratado como a un Ecce Homo, y saludado con los honorables títulos de ambicioso, tirano y ladrón, lo amo y me intereso en su felicidad ? No me oculte Usted tampoco las ausencias que se hagan de este viejo pecador, seguro de que 12 años de revolución me han curtido en términos que nada me hace impresión.

Después de este protocolo en folio me persuado no aguardará por este paquete la exposición que le ofrecí en mi anterior, pero esto no quita el que mi palabra esté comprometida y sea exactamente cumplida.

Usted que conoce mi aborrecimiento por todo lo que es tinta, pluma y papel, puede calcular por extensión de este cartapacio cuál será el grado de amistad le profesa. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 5/1. (1,T20,94-99)

Hilarión de la Quintana es o se hace

Reservado: ¡Han metido al pobre de Hilarión en la Casa de Orates! (Casa para Dementes) dígame Usted algo de este buen loco. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 5/1. (1,T20,100;Hilarión era tío de Tomás Guido)

Ohiggins en su chacra de Montalbán en Perú

Igual suerte habrán tenido las de Usted (cartas) pues han llegado a mis manos más que una de Havre de Grace (23/4) y otra de Bruselas del 3 de febrero de 1825. Después del importante triunfo en Ayacucho (9/12/1824 entre el Ejército Unido Libertador del Perú y el Ejército Real del Perú), dije a Usted en la que le escribí por el Tartar, que por las costosas peregrinaciones de mi familia había quedado sin recursos de subsistencia y próximo a una degradante escasez, no faltaron, sin embargo, amigo bienhechores que me prestásen con qué trabajar en Montalban, único asilo a mi existencia y la de mi familia. Vine a ésta (Lima) por un corto tiempo a saludar a SE en su regreso del Alto Perú. Lo único que puedo decir a Usted de Iglesias es que no está en estos países y muy probablemente debe hallarse en Mendoza o Buenos Aires. Bruselas es ciertamente el mejor lugar que se podía haber elegido para su residencia. Carta de Ohiggins a San Martín, Lima 12/1. (1,T19,194)

San Martín recibe noticias desde Mendoza

Con fecha 9 de diciembre del pasado contesté a su última del 30 de agosto al mismo que remití por conducto a Juan Obrien y más los papeles de Córdoba que he podido juntar, supongo que los de Buenos Aires se los envían sus amigos.

Con mi anterior se habrá instruído en algún tanto de la situación de los pueblos como igualmente del deseo que tenía de saber de la chacra, de los caballos, y lo que es más, de sus amigos. El número de éstos se va aumentando (aunque no lo confiensan en lo público) pues Gabino García, José Aldás, Juan Godoy y otros (de influjo en el país) lo confiesan y dicen que están desengañados, que el general San Martín no ha sido déspota, ni tirano pero ni aún ladrón, admírese Usted de esto. Pedro Ortiz, enemigo irreconciliable de Usted y mío por su amistad, estando en casa de Félix Aldao me preguntó por Usted, me dio la mano y exclamó diciendo delante de otros: ¡ Ojalá que tuviéramos por estas provincias al general San Martín ! Me acuerdo de su profesía cuando salió Usted de Lima en decía que no era la presente generación la que haría justicia a su mérito, pero creo que aún en la presente se la harán cuando conzcan quién ha sido el general San Martín y a quien deben su libertad.

Aún no hemos podido hacer los inventarios con Nuñez porque estando en la faena del trigo ha habido dos aguaceros de bastantes días que no le han dado lugar a acabarla, pero hemos quedado en practicarlo en el momento que concluya, que será dentro de 15 o 20 días.

Tuve en el paraje del Morro una entrevista casual con Manuel Escalada y tratando sobre los inventarios de lo que Doña Pepa tiene de Usted me ha comunicado reservadamente lo siguiente: que según la mente de Usted con respecto a estos efectos era ver si se podían depositar en casa de Manuel Molina, pero sin que la señora sospechase nada quitárselo pretextando con respecto a que ésta estaría pagando mensualmente su cuarto para estas especies, que la perjudicaban en ello porque no le cargaba a Usted en cuenta este alquiler y, a más, quitarle aquel cuidado, y que Manuel Molina tenía en su casa cómo poderlos tener en una pieza sin aquel gravamen, viera yo cómo se hacía efectivo este traspaso. Efectivamente en el momento que regresé a ésta vi a Manuel Molina y le hice aquellas reflexiones (reservadas igualmente), quien estuvo pronto a admitir dichas especies. Dado este paso practiqué con la señora las últimas diligencias del proceder al inventario y de quitarle aquel cuidado y gravamen que tenía, a lo que me contestó que no le ganaban nada la pieza donde estaban y que por su cuidado al contrario, de darle pensión era un gusto el que tenía en ello, con esta contestación le manifesté mi buen deseo y le hice entender la gratitud que Usted estaba ligado para con ella por este servicio, quedando como ha quedado todo en su poder; sobre la formación de inventarios me contestó que estaba pronta, que rogaría a su sobrino los hiciera y me avisaría oportunamente. De todo esto va corrido un año y aún no me ha avisado, y yo, para que ella no concibiera nada sobre lo anteriormente dicho, lo he dejado en este estado. Recibida su última de 3 de agosto del pasado, hablé con Nuñez y hemos quedado en hacerlo en el momento que se desocupe un rato y que la señora se mejore de una enfermedad (que sería resfrío) que actualmente está en cama.

Esta va por conducto de José Antonio Alvarez Condarco que pasa a Londres, seguramente llegará a sus manos, y al mismo tiempo, consulto con Ignacio Bombal que está de asiento en Buenos Aires en compañia de comercio con Pedro Molina, si por su conducto podré dirigirme para escribir a Usted, cuya contestación aguardo pues Miguel Riglos nada me ha escrito ni contestado si ha mandado o no ha mandado dos anteriores que dirigí por su conducto para Usted, pues como Manuel Escalada estaba en la Banda Oriental no encontré de quien valerme de suerte que con dicho Riglos ya no quiero entenderme para nada.

José Antonio Alvarez le impondrá de sus amigos del Perú, como del viejo Unanue y otros; yo me acuerdo haber dicho a Usted que este viejo era su amigo ni otros muchos que Usted estaba persuadido lo eran, por cuyo motivo me fije en Chocrane (Guillermo) para darle el poder; Alvares está en Santiago de Chile con el, dicho Alvarez y Obrien le informarán de todo.

Con la noticia que habiendo llegado Bolivar a Colombia (por Gaceta de Chile) fue recibido a balazos y tuvo que salir algo precipitado fuera de aquella República, que en el Perú se le aguardaba del mismo modo, veremos qué sale de esto.

Por ahora no hay más que comunicarle respecto a que Condarco le informará sobre los incidentes de estas provincias o en su defecto Obrien, en el interín y mientras no reciba órdenes de Usted quedo con el consuelo que llegará ésta a sus manos creyendo que es y será su afectísimo amigo. Carta de Salvador Iglesias a San Martín, Mendoza 30/1. (1,T19,194-196)

San Martín y la Independencia de la Banda Oriental

Veo por la de Usted se habían hecho por ese gobierno se habían hecho proposiciones de paz bajo la base de la independencia de la Banda Oriental, si ella es aceptada, aliviará por el pronto la crítica situación de ese pueblo más el porvenir no se le presenta nada favorable. No nos hagámos ilusiones; la independencia de la Banda Oriental es en mi opinión quimérica, sin más razón porque carece de bases para serlo; por su aproximación al Brasil y porque sus mismos desórdenes la harán buscar un apoyo y que esta sea en el orden sea en el más fuerte. Con que Don Carlos (Alvear) no entra por las vías pacíficas. Dejémosle seguir la marcha en que lo han colocado las circunstancias, o más bien la imprevisión y él repetirá los días de luto que ha dado a Buenos Aires. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 12/2. (1,T20,101)

Quintana viaja a Londres con cartas y noticias de América para San Martín

Mi tío Hilarión será el portador de ésta. Por supuesto, que Usted no esperaba semejante visita, él es conducido a la ejecución de un pensamiento capaz de contribuir a su fortuna. Oyéndolo a Usted convendrá en que todas las posibilidades le favorecen, él dará a Usted también una idea detallada de nuestro estado político. Por uno de aquellos caprichos del destino que tantas veces nos ha sacado del sepulcro, hemos triunfado contra los portugueses. El Gobierno nuestro, que de 3 meses acá trabaja con tesón por lograr la paz con el Emperador. Una circunstancia tan importante afirma nuestro crédito exterior, única alhaja que nos va quedando en nuestra banca rota política. No crea Usted por esto que nuestra situación interior mejore por las consecuencias del último triunfo. La guerra civil entre las provincias de Salta, Tucumán, Santiago y Catamarca ha tomado ese carácter de devastador que, si bien es un azote sobre los ciudadanos pacíficos, es a su turno, el mejor consejero para comprometerlos algún día a restablecer y conservar el orden. Los que como yo han seguido de cerca los pasos del general Bolivar hasta la terminación de la guerra del Perú, era imposible que calculasen hubiese tomado tanto empeño en perder su gloria como lo ha tenido el conseguirla. En efecto, todos sus actos después de la disolucion del Congreso del Perú forman una serie de errores que lo conducen a su ruina si no se detiene en la carrera que ha emprendido. ¿ Qué diré a Usted de nuestro Chile ? siempre estacionario en sus antiguos males no da esperanza de mejora sino después de las convulciones que debe causarle la falta de sistema. En este momento acaba de publicarse el detalle de la Batalla de Ituzaingo (20/2), y si hay tiempo mandaré a Usted un ejemplar. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 11/3. (1,T19,196-199)

Hoy se hace a la vela de este puerto el paquete inglés que corresponde, y en él viaja un amigo, Hilarión de la Quintana, conduciéndo ésta, y como es regular en que visite a Usted, o por lo menos se ponga en comunicación con Usted desde cualquier puerto de Europa a que arribe, le he suplicado ponga ésta en manos de Usted. Carta de Juan de la Cruz Vargas a San Martín, Buenos Aires 13/3. (1,T19,200)

Bolivar contra San Martín

No ha dejado de sorprenderme que Usted extrañase la persecución del general Bolivar a los que guardasen consecuencias al nombre del general San Martín. A mí más que a nadie me consta esta verdad, pero no así en los principios políticos de uno y otro, la antipatía marcada entre aquéllos era trascendental a las personas, y el general Bolivar debía creer que ningún hombre que hubiese pertenecido a la política desplegada por el jefe del Ejército de los Andes en el Perú podría subsistir a la del dictador del mismo Estado. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 11/4. (1,T19,201)

La Armada Argentina versus la Escuadra Brasileña

En los papeles públicos leerá Usted el combate que ha sostenido el almirante Brown con 4 buques contra la Escuadra Imperial los días 7 y 8 (Monte Santiago) de este mes en que perdimos 2 bergantínes varados después de una defensa de los siglos heróicos; leera Usted también el desenlace de la expedición brasilera sobre Patagones compuestas de 2 corbetas, 1 bergantín y 2 goletas, todos de Guerra, y 300 soldados de desembarco; no hubo uno que volviese a Montevideo con la noticia; todo quedo en nuestro poder menos una goleta que se hizo pedazos en la bahía Río Negro. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 11/4. (1,T19,202)

Guido le pide a San Martín que regrese a la Argentina

Me debe Usted una promesa que espero ver cumplida, pero nada deseo tanto como su restitución a su Patria, es el voto de su amigo. Mil expresiones de mi tío Hilarión. Carta de Guido a San Martín, 11/4. (1,T19,203)

Merceditas muy enferma, San Martín y los secretos de la Logia Lautaro

Después de mi última carta, mi espíritu ha sufrido infinitamente, pues Mercedes ha estado a las puertas del sepulcro de resultas del sarampión o como aquí se llama fiebre escarlatina, enfermedad que atacó a casi todas las niñas de la pensión; felizmente la chiquita está fuera de todo peligro pues hace tres días se levantó por primera vez.

Los detalles que Usted me pide de la acción de San José no se los remito en razón de serme desconocidos, pero si Usted necesita los de San Lorenzo (Batalla 3/2/1813) se los podré enviar con su aviso; también le incluyo un pequeño croquis de la de Chacabuco (Batalla 12/2/1817), pues creo Usted no conoce esta posición.

No creo conveniente hable Usted lo más mínimo de la Logia de Buenos Aires, estos son asuntos enteramente privados y que aún han tenido y tienen una gran influencia en los acontecimientos de la Revolución de aquella parte de América, no podría faltarle sin faltar por mi parte a los más sagrados compromisos. A propósito de Logias, a no dudar que estas sociedades se han multiplicado en el Perú de un modo extraordinario. Esta es una Guerra de Zapa que difícilmente se podrá contener y que harán cambiar los planes más bien combinados.

Por el próximo correo remitiré las nuevas noticias que Usted me pide en su última, pues me es imposible que marchen por éste; no teniendo quién me lleve la pluma para dictar (por hallarse ausente mi hermano) tengo que valerme de un extranjero, lo que hace duplicar el trabajo para corregir sus faltas. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 19/4. (1,T19,203)

Pedro Nuñez muy enfermo, San Martín es posible que regrese a Mendoza

Mi mayordomo en Mendoza se me escribe quedaba en la agonía, si su muerte se verifica tendré necesariamente que pasar a América en este año para no abandonar mis intereses. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 19/4. (1,T19,205)

El mendocino Cruz Vargas le escribe a San Martín

Cuando saludé a Usted por cuatro letras y conducto de nuestro amigo Hilarión, me acompañaba la más sincera voluntad y positivos deseos de la completa salud de Usted y sus verdaderos goces. Hoy que hace la vela para Europa José A.Alvarez. Carta de Juan de la Cruz Vargas a San Martín, Buenos Aires 6/5. (1,T19,205)

San Martín viaja... y regresa a Bruselas

De regreso de mi anunciado viaje (Francia), me apresuro a contestar a la de Usted del 29 del pasado, incluyéndole al mismo tiempo los croquis de la batalla de Maipú y acción de San Lorenzo; y por lo que respecta a lo claro y bien delineado (como Usted dice) de la de Chacabuco, convendré con Usted en cuanto a lo primero, más en lo de bien delineado permítame no convenga con su parecer; por lo tanto, le ruego no enseñe estos borrones (borradores) como obra mía a ningún inteligente, pues ellos pondrían más de manifiesto la ignorancia de su autor cuyo objeto no es otro que el de servir a la amistad. Merceditas bien y mucho más robusta que antes de su peligrosa enfermedad, ésta y mi hermano lo saludan. Veo lo que me dice de las noticias que le da el general Sucre, mucho temo que el movimiento de Lima no se comunique al Alto Perú y comprometan a este bravo general. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 31/5. (1,T19,207)

Al tiempo de remitir mis cartas al correo recibo la de Usted en este momento remitida por Hilarión que, habiendo llegado a Inglaterra, me había prometido sería el portador de las cartas que traía para mi, pero él se ha demorado hasta esperar el parquete que debe llegar de ésa (Buenos Aires) de un momento a otro. No puedo dudar de las sanas intenciones del general Bolívar en perjudicar mi memoria, pero yo sería un mal caballero si abusase de la situación en que se halla (y que estoy seguro que empeorará por su carácter) para publicar secretos (Entrevista de Guayaquil) que solo Usted solo sabrá y solo verán la luz después que deje de exisitir. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 21/6. (1,T19,104)

San Martín celoso del cuidado de sus papeles que escribirán su historia

No me conformo ni me conformaré jamás con la pérdida de sus papeles (naufragio); ella lo es para la América y para la Historia. Lo más sensible es que no se puede reparar porque nadie podrá hallarse en el caso ni la proposición que Usted ha tenido para reunir documentos tan preciosos como interesantes y originales. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 21/6. (1,T20,105)

Guido espera que San Martín regrese a la Argentina

¡Qué oportunidad ésta, mi amigo! para que Usted se presentase a su Patria para dar lustre a sus armas en la guerra con el Brasil. Por como Usted se ha epicureado, adoptando la quietud, se reirá de mis deseos. Si mi tío Hilarión hubiese llegado dele Usted mis expresiones. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 25/8. (1,T19,212)

Rivadavia renuncia como Presidente, Manuel Dorrego es Gobernador de Buenos Aires

El señor Rivadavia alegó por razón para renunciar a la presidencia (27/6) el desvío del señor García en la Convención de Paz que fuera en Río de Janeiro, con los ministros del Emperador (Pedro), pero, en verdad, este motivo no ha sido sino un pretexto del que se aprovechó para salvar del tremendo compromiso en que se hallaba la administración nacional por el estado político del país. Desde que Rivadavia dejó el puesto, el campo quedó por el partido de oposición capitaneado por Dorrego. Usted conoce la tendencia y constancia del hombre; tomó a su cargo dirigir las elecciones de la Junta de Representantes de la provincia (Buenos Aires), que por una ley del Congreso debía restablecerse, y el triunfo de las elecciones le facilitó el nombramiento de Gobernador. Es también un fenómeno la semidesaparición del Ejército Nacional después de sus triunfos. Su aniquilamiento principió por una retirada inaudita, continuó por la deserción y se aumentó por las licencias concedidas por el general Alvear a los jefes y oficiales que quisieron volverse a Buenos Aires cuando él fue removido del cargo. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 25/8. (1,T19,213)

Crecen los rumores sobre la vuelta de San Martín

Se ha generalizado el rumor de que Usted vuelve muy pronto a su Patria, yo lo deseo y si creyése que había abandonado esa filosofía estóica que le alejó del teatro de su fama, le diría que la fortuna le abre a Usted un nuevo campo para aumentar sus glorias tomando a su cargo la guerra con el Imperio (Brasil). Si estuviese con Usted mi tío Hilarión dele Usted mil memorias. Nada sé del general Ohiggins. A este buen hombre lo han pedido sus amigos en su empresa de volver a Chile que fomentaba el general Bolivar. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 25/8. (1,T19,214)

Efectivamente, no pienso regresar al país, pero será interín no lo vea en tranquilidad porque, enemigo de facción, la situación actual de nuestra Patria no me dejaría vivir en neutralidad y sabrá, pues, que por prudente que fuese la línea de conducta que adoptase, sería envuelto en el torrente de las pasiones (guerras civiles) que, desgraciadamente tanto nos perjudican. Carta de San Martín a Juan de la Cruz Vargas, 28/8. (1,T19,215)

Piense Usted lo que quiera, yo no puedo menos que lamentar el estoicismo de Usted. La guerra con el Brasil la he mirado como un nuevo teatro abierto por el destino a las glorias del general San Martín. Demasiado persuadido estoy de la oposición personal que Usted habría encontrado en la administración de Rivadavia, pero este hombre no habría podido resistirse a la opinión pública que marcaba a Usted como al único capaz de llevar con suceso las armas al corazón del Imperio; éste era y es también el voto de nuestros militares y nada habría tenido Usted que poner de su parte para tomar a su cargo una empresa que bien manejada, podría asombrar al mundo. Me parece que oigo decir a Usted que nada más facil hay que recetar, y que Usted no ha recogido en vano las lecciones de la experiencia. Sea enhorabuena; ya no trato de persuadir, recordaré solamente dos cosas: 1º. Que no es lo mismo hacer la guerra en un país extranjero que en medio de nosotros, 2º. Que si Usted resolviese ofrecer sus servicios (cosa que miro como imposible), el más honorable argumento sería haberse inutilizados los esfuerzos de la mediación de Inglaterra para terminar nuestra contienda y perdida, por consiguiente, toda esperanza de paz racional. Esto parece incríble a la vista del número de buques con que los enemigos bloquean el río. Celebro el restablecimiento de Merceditas, jamás ha tenido Usted un pensamiento más feliz que el de conducirla a Europa; nuestras mujeres por acá se estacionan en su triste educación. Si estuviese mi tío Hilarión en esa, que lo dudo, dele Usted expresiones de mi parte. De un momento a otro esperamos la noticia de haber sido nombrado el general Lamar presidente del Perú. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 9/9. (1,T19,217)

San Martín no entiende el inglés, pero gusta de Lady Chocrane

No he contestado con más anticipación a su apreciable de 8 del pasado esperando las dos notas que en la citada suya me dice me remitiría. Ellas no han llegado a mi poder que el 3 del corriente, más como ellas vienen escritas en inglés aquí fueron mis apuros y mucho más con la que viene escrita de mano de Usted, cuya letra no digo mi hermano que es un malísimo traductor, pero ni aún un mayor inglés que concurre a la Sociedad de Comercio, no pudieron hacerme una traducción completa. Si en lo sucesivo Usted quiere remitirme alguna que otra nota le suplico lo haga bien en español o frances, pues entonces podré darle mi opinión con seguridad.

Ha hecho Usted muy bien en asegurar a Lady Chocrane no haberla visto en ninguna calle de Bruselas, una sola vez la vi, creo que en un concierto, pero a una larga distancia, y a la verdad que estaba bien apetitosa, pues, me pareció estaba más gruesa de lo que la había conocido; si la hubiera encontrado, esté Usted seguro le habría ofrecido mis respetos, pues las diferencias que han medidado entre su marido y yo no deben ser trascendentales a su amable esposa. Si Usted la ve tenga la bondad de devolverle sus cariñosos recuerdos. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 16/10. (1,T20,328)

San Martín y su posible viaje a París y Buenos Aires

Ya habrá Usted sabido la ruptura de las negociaciones con el Brasil, la abdicación de Rivadavia y el nombramiento de López (Vicente) en su lugar. Este cambio en la Administración me ha obligado a ofrecer mis servicios a Buenos Aires; si ellos son aceptados marcharé de inmediato que se me avise.

Puede este invierno dé una vuelta por París pues sería vergonzoso estando tan inmediato dejar de ver un París que presta tanto interés y mucho más regresando a América, pues se atribuiría a quererme singularizar; si esto se verifica le avisaré con antelación. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 16/10. (1,T20,320)

Miller y la biografía de San Martín

Permítame le haga una observación, la que espero no la atribuya a un exceso de moderación sino a verdadera justicia; Usted carga demasiado la mano con elogios míos, esto dará a su obra un aire de parcialidad que rebajará un verdadero mérito. Conozco demasiado bien la honradez e independencia de su carácter para atribuir elogios por deferencia hacia mi, pero por lo general la amistad no es a la verdad un juez bastante imparcial. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 16/10. (1,T20,330)

El correo entre San Martín y Ohiggins es interceptado

Al fin mi querido amigo, he tenido la satisfacción de recibir la apreciable de Usted del 12 de enero del corriente año, después de cerca de 3 años que carecía de sus cartas. Mi admiración no es poca a ver, me dice Usted, no haber recibido más cartas mías que una desde El Havre de Gracia y otra de Bruselas del 3 de febrero de 1825, es decir, que se han extraviado, o mejor decir, han escamoteado 8 o 10 cartas más que le tengo escritas a mi salida de América; esto no me sorprende, pues me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia mi correspondencia ha sufrido una revista inquisitoria, la más completa. Mi separación voluntaria del Perú parecía me ponía a cubierto de toda sospecha de ambicionar nada sobre las desunidas Provincias del Plata. Confinado en mi hacienda de Mendoza, y sin más relaciones que con algunos de sus vecinos que venían a visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar la desconfiada Administración de Buenos Aires. Ella me cercó de espías, mi correspondencia era abierta con grosería, los papeles ministeriales hablaban de un plan para formar un Gobierno militar bajo la dirección de un soldado afortunado, etc, etc. En fin, yo vi claramente que me era imposible vivir tranquilo en mi Patria, interín las exaltación de las pasiones no se calmasen y esta certidumbre fue la que me decidió pasar a Europa. Carta de San Martín a Ohiggins, Bruselas 20/10. (1,T19,218)

San Martín y su precaria situación económica en Bruselas, posible regreso a Mendoza

Voy a hablar a Usted de mi situación: ella es bien triste en el día, a mi llegada a Europa puse en los fondos del empréstito del Perú no sólo los 19.000 pesos que se me habían librado a cuenta de mi pensión, sino 6.000 pesos más de mi dinero para con sus réditos, unido a lo que me producía mi casa en Buenos Aires, poder sostenerme en este país hasta la conclusión de la educación de mi hija. El Perú suspendió el pago de los dividendos, mi venta de la finca de Buenos Aires es nominal, pues con la circulación del papel moneda y la guerra con el Brasil está el cambio sobre Londres a 16 peniques en lugar de 90 a que estaba anteriormente; en tan triste situación, y para sostenerme oscuramente, he tenido que vender a un vil precio los 21.000 pesos impuestos, no quedándome en el día recurso alguno para poder subsistir, ni más arbitrio que la pensión de 9.000 pesos anuales que me tiene señalado el Congreso del Perú. Como Usted verá por el ajuste que en copia le incluyo, resulta debérseme por fin de diciembre del presente año 33.000 pesos; no se me oscurece la situación en que se hallara esa República y sería en mí una falta de consideración exigir mis atrasos, yo remediaría mis necesidades con 4.000 pesos anuales, sin molestar por más a ese Gobierno interín Usted vea se halla en apuros, a cuyo efecto le incluyo el adjunto poder librado a favor de Usted; mas como conozco que la separación de Usted de la Capital, y por otra parte, la ocupación de su hacienda talvez le imposibilitarán de encargarse de esta comisión, Usted podrá sustituir dicho poder en una persona honrada y activa en quien Usted tenga una confianza completa. Si hubiera una certeza de la existencia de mi amigo Mansueto yo le hubiera remitido esta procuración. De todos modos, si él existe, puede que quiera encargarse, o por lo menos, el podría indicarle una persona segura que se encargue de esta comisión, o la que le señalara Usted el tanto por ciento que tenga por conveniente desiguarle. Yo no dudo que su amistad tomará sobre mi encargo el mismo interés que si fuera propia de Usted; sí, mi amigo, mi situación es bien crítica paa que Usted no remedie mis necesidades. A mi salida de Lima dejé un poder a favor del mayor Iglesias (Salvador), éste me escribe haberlo sustituído a favor del comerciante Chocrane (Guillermo), pero ignoro absolutamente a quién ha dejado este encargo, pues según noticias ha salido de Lima; por la Cajas de esa República verá Usted si han entregado alguna cantidad más después de la libranza que se me libró contra el empréstito de Londres de 19.000 pesos, y si los apoderados han percibido algo, debe Usted, o el que sustituya, reclamar las cantidades que por mi cuenta hayan tomado. Las cantidades que Usted perciba por cuenta mía le suplico las remita, sin pérdida, a los señores Baring Brothers y Cía en Londres, avisándole por duplicado ser por mi cuenta la remisión, igualmente que a mí; encargo a Usted que si toma letras tenga el mayor cuidado sean seguras. Dispense tanta recomendación, pues en mi situación si se protestase las Letras me causaría, en el aislamiento en que me hallo, perjuicio incalculables. Yo pienso permanecer en Europa 2 años más, tiempo que creo necesario para concluir la educación de mi hija; si para este tiempo las Provincias Unidas se hallan tranquilas, regresaré a mi país para retirarme a mi Tebayda en Mendoza, si no, permaneceré en Europa todo el tiempo que la pensión del Perú se me pague y con ella pueda sostenerme, de lo contrario, por alborotada que se halle mi Patria la necesidad me obligará a ir a ella.

Ya habrá sabido Usted la renuncia de Rivadavia; su administración ha sido desastrosa, y sólo ha contribuído a dividir los ánimos; él me ha hecho una Guerra de Zapa, sin otro objeto que minar mi opinión suponiendo que mi viaje a Europa no ha tenido otro objeto que el de establecer gobierno monárquico en América, yo he despreciado tanto su groseras imposturas como su innoble persona. Con un hombre como éste al frente de la Administración no creí necesario ofrecer mis servicios a la actual guerra contra el Brasil, y por el convencimiento en que estaba de que hubieran sido despreciados; con el cambio de Administración, he creído de mi deber el hacerlo en la clase que el Gobierno de Buenos Aires tenga a bien emplearme, si son admitidos me embarcaré sin pérdida, lo que avisaré a Usted. PD: Puede Usted dirigirme sus cartas: 1º A Mss.Baring Brothers y Cía, Londres. 2º A Mr.Labarraque y Cía, Havre de Gracia. 3º A Mr.Charles Loyaertes, Amberes. 4º A Miguel Riglos, Buenos Aires. Carta de San Martín a Ohiggins, Bruselas 20/10. (1,T19,219-221)

Alvear y su odio eterno al Ejército de los Andes

No sé si será chisme, pero se me escribe de ésa (Buenos Aires), consecuente con carta de uno de los allegados de Alvear, que este joven ha declarado odio eterno a todos los jefes y oficiales que han pertenecido al Ejército de los Andes; esto no lo extrañaré, pues como él debe conocer que su ignorancia en la profesión no la puede ocultar a aquellos, ésta será la razón para no querer tenerlos a su lado. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 22/10. (1,T20,106)

Quintana regresa a la Argentina, San Martín con la idea de mudarse a Francia

Quintana (Hilarión) para quien me da Usted sus recuerdos partió a principios del pasado (estuvo en Bélgica;1,T19,223). Él marchaba en la creencia, como todos lo estábamos, de la terminación de la guerra, desgraciadamente se habrá encontrado bloqueado y en éste caso no sé cuál será el partido que tomará. Si le permiten desembarcar en Montevideo o el Brasil, temo y mucho que usando de la candoroza franqueza de su carácter le jueguen una mala mano los brasileros que, como él dice, le hagan pasar días de luto y llanto. El otoño se ha presentado riguroso y mi salud se ha comenzado a resentir, si no me mejoro pienso pasar lo fuerte del invierno en el mediodía de Francia, cuyo temperamento no dudo será más conveniente y volver a ésta en la primavera; si esto se verifica se lo comunicaré desde el punto que me halle. Carta de San Martín a Guido, Bruselas 22/10. (1,T20,107)

San Martín y su posible regreso a Mendoza

Diecinueve meses sin ver letra de Usted, llega a mi poder su apreciable del 23 de octubre del año pasado. No podía Usted haber elegido lugar más aparente para su residencia y la educación de su hijita que el de Bruselas. Es evidente que la rigidez del invierno con ese temperamento no podrá acomodarse siempre con la naturaleza de Usted, acostumbrado a climas más templados y que, a medida del tiempo, se irá haciendo más sensible esta verdad. Es pues muy acertada su resolución de regresar a Mendoza para el año entrante de 1828, y para cuya época tal vez se hayan calmado las inquietudes que agitan tan sensiblemente las Provincias del Plata y las de Chile. Regreso mañana a Montalbán a continuar en mis labores de campo; aquí queda la familia hasta que se mejore mi hermana Rosita de su falta de salud por la discordancia del temperamento del Valle de Cañete con sus dolencias. Carta de Ohiggins a San Martín, Lima 25/10. (1,T19,222)

San Martín envía documentos para su biografía a Francia

Hace 5 o 6 días dirigí a Calais (norte de Francia), según Usted me había prevenido, los dos cuadernos que me había remitido, un inglés Mr Hastins, que debía partir para Boulogne (30 km al oeste de Calais), me ofreció conducirlos, más éste marchó sin prevenirmelo y no habiendo encontrado otra proposición se los he enviado por correo a Mr Guillard. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 6/11. (1,T20,330)

Miller a Perú, San Martín espera confirmación para viajar a Buenos Aires

¡Con que al fin se ha decidido Usted a marchar al Perú! Lo celebro en mi corazón, su presencia (y esto sin dudarlo) puede serle de gran utilidad a aquel Estado, en el ramo militar, en fin mi buen amigo, lo que le deseo a Usted es no sólo un felicísimo viaje si también un acierto en cuanto emprenda. Ya dije a Usted en mi anterior había ofrecido mis servicios al Gobierno de Buenos Aires en la actual guerra contra el Brasil, antes no lo había hecho porque el carácter de Rivadavia no conformaba con el mío. Si ellos son admitidos me pondré en marcha inmediatamente que reciba el aviso, lo que le avisaré antes de partir. Ruego a Usted haga una visita a mi nombre a mi tía Doña Fermina, Ohiggins, La Mar y Manuseto. Carta de San Martín a Miller, Bruselas 6/11. (1,T20,331)

El hermano de Remedios en quiebra, San Martín viaja a Francia

Me es bien sensible comunicar a Usted que Mariano Escalada ha tenido que presentarse en quiebra, de un modo que ni remotamente deja esperanza de compostura. Él había confiado en que las ventas de las tierras en Londres y la ejecución de los demás encargos confiados a mi tío Hilarión le proporcionarían fondos para redimir sus créditos y continuar trabajando; faltaron sus cálculos y se aglomeraron vencimientos tales que, a pesar de haber enajenado sus estancias para ejecutar pagos, el déficit que resulta pasa de 240.000 pesos aún después de aplicadas todas las existencias de Mariano al pago de su deuda. Bien es verdad que si se realizase en Inglaterra la venta de las tierras podría restablecer su crédito, más ésta es la única esperanza. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 23/11. (1,T19,223;contestada el 8/4/1828)

Las Provincias Argentinas y un nuevo Congreso Federal

El efecto real que ha producido el cambio de la Administración anterior (Rivadavia) es la cesación de la guerra civil en las provincias interiorees. Todas están ya onvenidas en la utilidad de una convención que estipule las bases para la convocación de un nuevo Congreso, y que fije la forma de Gobierno sobre la cual el país ha de ser constituído. Lo entenderá Usted por esto que no se trata sino de federación y que los pueblos o los que los mandan, no cansados todavía de ensayos, quieren hacer uno nuevo, deducidos por teorías que ojalá no cuesten muy caro. En el interín, el Gobierno de Buenos Aires ha sido autorizado para la direcon de la guerra y relaciones exteriores. Dorrego no ha dejado de activar por su parte la rehabilitación del Ejército para que emprenda una nueva campaña bajo las órdenes del general Lavalleja. Carta de Guido a San Martín, Buenos Aires 23/11. (1,T19,224-225)

Bibliografía

1) Instituto Nacional Sanmartiniano. Documentos para la Historia del Libertador General San Martín, Tomos (T) 1 al 20.
2) Espejo, Gerónimo. El Paso de los Andes.
3) Instituto Nacional Belgraniano. Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, Tomo (T) 1 al 7.
4) Instituto Ohigginiano. Archivo de Don Bernardo de Ohiggins, Tomos (T) 1 al 37.
5) Documentos para la Historia de la Bandera Argentina (2001), Guillermo Palomo y Valentín Espinosa.
6) Actas Capitulares de Mendoza, Tomo (T) 1 al 4.
7) El Redactor de la Asamblea 1813-1815.
8) Espinosa, José María. Memorias de Gervasio Antonio de Posadas.
9) Archivo Histórico de Tucumán.
10) Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Tomos (T) 1 al 25.
11) Registro Oficial y Nacional de la República Argentina.
12) Senado de la Nación Argentina, Biblioteca de Mayo, Tomos (T) 1 al 19.
13) Diario Los Andes.
X) Archivo General de la Provincia de Mendoza: Época Colonial e Independiente (EC,EI), Carpetas y Documentos (C,D), Protocolos (P).
Y) Archivo General de la Nación Argentina: Documentos Escritos.
Z) Archivo Nacional de Chile.